jueves, 25 de mayo de 2017

LETANIAS DE LA HUMILDAD

Rafael Cardenal Merry de Val (1865 - 1930), Secretario de Estado de San Pío X

Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo.

Del deseo de salirme siempre con la mía, líbrame, Señor.
Del deseo de ser estimado, líbrame, Señor.
Del deseo de ser amado, líbrame, Señor.
Del deseo de ser ensalzado, líbrame, Señor.
Del deseo de ser honrado, líbrame, Señor.
Del deseo de ser alabado, líbrame, Señor.
Del deseo de ser preferido a los demás, líbrame, Señor.
Del deseo de ser consultado, líbrame, Señor.
Del deseo de ser aprobado, líbrame, Señor.
Del deseo de ser entendido, líbrame, Señor.
Del deseo de ser visitado, líbrame, Señor.

Del miedo a ser humillado, líbrame, Señor.
Del miedo a ser despreciado, líbrame, Señor.
Del miedo a ser rechazado, líbrame, Señor.
Del miedo a ser calumniado, líbrame, Señor.
Del miedo a ser olvidado, líbrame, Señor.
Del miedo a ser ridiculizado, líbrame, Señor.
Del miedo a caer en sospechas, líbrame, Señor.
Del miedo a ser corregido, líbrame, Señor.
Del miedo a ser abandonado, líbrame, Señor.

Dame, Señor, la gracia de desear que otros sean más amados que yo.
Dame, Señor, la gracia de desear que otros puedan crecer y yo disminuir.
Dame, Señor, la gracia de desear que otros puedan ser escogido y yo rechazado.
Dame, Señor, la gracia de desear que otros puedan ser alabados y yo ignorado.
Dame, Señor, la gracia de desear que otros puedan ser preferidos a mí en todo.
Dame, Señor, la gracia de desear que otros alcancen la santidad más que yo, y de que yo puede ser tan santo como debo serlo.

De ser desconocido y pobre, quiero alegrarme, Señor.
De ser privado de naturales perfecciones de cuerpo y mente, quiero alegrarme, Señor.
De que la gente no piense en mí, quiero alegrarme, Señor.
De que se me asignen a tareas humildes, quiero alegrarme, Señor.
De que ni siquiera me tomen en cuenta, quiero alegrarme, Señor.
De que nadie pregunte mi opinión, quiero alegrarme, Señor.
De que se me deje en los últimos lugares, quiero alegrarme, Señor.
De que nunca me feliciten, quiero alegrarme, Señor.
De que me echen la culpa a tiempo y destiempo, quiero alegrarme, Señor.

Bienaventurados los que sufren persecución a causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos



jueves, 4 de mayo de 2017

A UN PEREGRINO

La señora Rosario Núñez, vecina de Carrión de los Condes y autora de este poema, me lo recitó de memoria en la Iglesia de Nuestra Señora del Camino, cuando precisamente hacía el Camino de Santiago en 2011 y me detuve en la Iglesia para esperar la Misa. Me causó gran emoción y quiero compartirlo con todos ustedes.

Vean este video, si gustan, de mi primer Camino, en 2008: https://youtu.be/cfeNFQSgHXc

Peregrino y caminante,
que a Santaigo vas contento,
sin asustarte la lluvia
ni frío, calor o cierzo,
quisiera yo preguntarte
qué dicen tus pensamientos.

Seguro que al cielo miras
y pides frescura al viento
y cuando llueve, quizás
piensas que dentro, más dentro,
el agua que dan las nubes
a tu alma da refresco.

¿Qué buscas en el camino
o qué llevas ofreciendo?

Puede ser que ofrezcas gozos,
puede ser que ofrezcas duelos,
puede ser que profundices
en tantos, tantos misterios
que la vida nos esconde
y saberlos más queremos.

¡Tantas cosas pueden ser
tantas, seguro, irán siendo!

Te dirán mucho los campos,
te dirán mucho los sueños
y también quizás
las estrellas del Sendero,
porque ellas antes que tú
a Santiago ya le vieron.

¡Y cántas veces, seguro,
hablando con el Maestro!

Nuestra Virgen del Camino
contigo irá por supuesto,
para dar fuerza a tu fe,
para siempre darte aliento.

Lo que buscas no lo sé,
lo que encuentras casi cierto.

Encontrarás mucha paz,
te llenarás de contento
y el Señor sabrá premiar
tus sudores y tu esfuerzo.

Y al abrazar al Apóstol
seguro que sonriendo,
le contarás del Camino
y él te contará del cielo.

Y si pones atención
y si tú escuchas presto
te enseñará lo mejor,
te enseñará lo perfecto.

Te tomará de su mano,
para llevarte al Maestro.

Rosario Núñez
Carrión de los Condes, 1992

domingo, 9 de abril de 2017

DOMINGO DE RAMOS 2017

Ellos, como nosotros, celebraban el Domingo de Ramos; como nosotros, escuchaban el relato de la Pasión, cuando inesperadamente en sus Iglesias, que eran como la nuestra, estallaron sendas bombas. La pasión de Jesús se hizo entonces la pasión de los fieles de las Iglesias Coptas de San Jorge y San Marcos en Egipto. El mismo odio sinsentido del que fue víctima Jesús, se trasformó en irracional odio terrorista que atentó contra inocentes. La sangre de Jesús se ha mezclado con la sangre de nuestros hermanos coptos, haciendo desgarradoramente actual tanto el Evangelio como la fiesta de hoy. ¡Hosanna al Hijo de David!

sábado, 7 de enero de 2017

TIERRA SANTA Y ROMA 2017


¡Qué alegría cuando me dijeron:
Vamos a la casa del Señor.
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales Jerusalén!”
(Salmo 122)

Cuántas veces hemos cantado en nuestras celebraciones litúrgicas este Salmo, sin duda nuestro canto de entrada más popular. El Pueblo de Dios lo cantó todas las veces que en caravana llegaba a la Ciudad Santa, a la Ciudad de Paz. Cada vez que llegaban a sus “umbrales”, el corazón de las tribus de Israel latía de emoción y las lágrimas llenaban sus ojos. No sólo el pueblo de Israel, también musulmanes y por supuesto nosotros los cristianos reconocemos la ciudad de Jerusalén como Ciudad Santa y a ella peregrinamos. Antiguo y Nuevo Testamento dan testimonio que dentro y fuera de sus muros la presencia de Dios es presencia de Salvación.

También llamamos “Santa” a toda la tierra que Jesús pisó y en la que desarrolló su ministerio, en la que llamó a sus discípulos, proclamó su mensaje, realizó sus milagros, se acercó a los pobres y enfermos. Con mayor razón llamamos “Santa” a la tierra en que Jesús entregó su vida por nosotros en la cruz, resucitó y ascendió a su Padre, por nuestra salvación.

Peregrinar a Tierra Santa representa para nosotros una valiosa oportunidad de recorrer con nuestros pies los lugares ligados con nuestra salvación, de orar en los sitios en los que Jesús mostró su amor y misericordia por nosotros, de tener una experiencia de fe compartida en comunidad en una Tierra que no deja de ser símbolo de la paz y la justicia a las que espiramos y queremos construir

Dios quiera que nos animemos a peregrinar juntos a Tierra Santa y a Roma en octubre de 2017 y que juntos podamos cantar entrando a Jerusalén “Qué alegría cuando me dijeron…”, seguramente nuestro corazón latirá fuerte y nuestros ojos se llenarán de lágrimas.