Este es el segundo review que hago de una película,
el primero fue de Roma, el cual pueden leer en este mismo blog. Aquella
fue una experiencia interesante pues, a diferencia de otros textos, provocó
ciertas polémicas (aunque no tantas como el de Mi apología a AMLO). No
me defendí ni justifiqué, ahora digo que sólo he tratado de manifestar un punto
de vista tan subjetivo como lo es mi subjetividad. Trato de poner por escrito
reacciones interiores, emociones personales, modos de pensar, historias vividas,
perspectivas… todo subjetivo, ni un solo dogma de fe.
¿Te has tratado de poner en los zapatos de un
juguete (en este caso en las botas)? ¿qué tipo de relación es la que puede
establecer un muñeco con “su” niño? Imagínate (ya estoy en las botas de Woody): "mi esencia como juguete, la misión de mi vida, es justamente ser el juguete de
un niño y por ello, ser parte imprescindible, no sólo de sus recuerdos, sino de
su mismo desarrollo como persona; soy una extensión de su conciencia y de su cuerpo,
soy una proyección de sus fantasías, las cuales forman parte de su realidad
objetiva, a través de mí se desarrolla en parte el modo como se irá relacionando
con los demás; la tarea más importante que un niño tiene en la vida es jugar, no
tanto hacer la tarea. Por eso, ser juguete no es cualquier cosa, es algo que un
juguete se lo debe tomar muy en serio".
Woody no puede olvidar a Andy, no es para
menos, con él cumplió fielmente su misión y pudo ver frutos, es un buen
muchacho, con un buen corazón; ahora trata sinceramente de ser lo mismo para
Bonnie; sin embargo, para ella, Woody ya no es el centro, lo deja
frecuentemente encerrado en el armario, prefiere jugar con los otros juguetes y,
por más que Woody trata de racionalizar y tomar iniciativas que rayan en lo
excesivo, lo que se está poniendo en juego es su misma identidad de juguete.
Nunca es fácil equilibrar los apegos y las rupturas.
Para acabarla, es el mismo Woody quien
provoca, por así decirlo, la aparición de un nuevo personaje, sí, el polémico
Forky, construido por Bonnie en el kínder, el cual se convierte en el centro
del universo de Bonnie, pasa a ser el número uno y casi casi único en su corazón.
Nuevamente en las botas de Woody: "Puedo
encontrar razones objetivas que justifican el menosprecio que Forky tiene por sí
mismo y su empecinamiento por regresar a la basura, de donde vino; entiendo las
razones que Forky tiene para experimentar su alto nivel de baja estima y su incapacidad
de sostener relaciones; reconozco perfectamente los motivos por los que Forky posee
esa arraigada dificultad por darse cuenta de que ya no es un híbrido “spork”,
sino todo un juguete. Lo que no puedo entender es por qué Bonnie lo prefiera a él
y por qué un ser tan inferior a mí se convierta en mi peor rival".
Justamente por eso, y nuevamente en mis zapatos,
admiro el talante de Woody que, a pesar de todo, se echa a cuestas la misión de
cuidar, defender, educar, acompañar y salvar a Forky, y de hacerlo crecer en su
altísima dignidad de persona, digo, de juguete. No fue fácil, corrió muchos
riesgos y aventuras (lo que colateralmente nos divirtió a la mayoría), se
desesperó, titubeó, se arriesgó, salió de sus casillas, pero cumplió su misión:
lo rescató, en el más alto y profundo sentido de la palabra, y lo condujo a que
adoptara su real esencia: ser de Bonnie y para Bonnie.
A veces necesitamos ser el Woody de un Forky. Descubro que, desde mi vocación humana, pero también pastoral, estoy
llamado a ocuparme de los demás, a hacerme cargo especialmente de los más débiles,
aunque eso implique hacer a un lado las simpatías o antipatías que pueda sentir,
el autoconcepto de mi persona y misión, la historia muchas veces dolorosa de mis
apegos y rupturas e, incluso, entregarme generoso a duros sacrificios, como
desprenderme de algo tan valioso para mí como mi propia caja de voz. No importa,
vale la pena ir al rescate de tantos Forkies que me rodean y que, aunque a veces
no quiera verlos o me nazca menospreciar, me necesitan. A ningún ser humano
puedo ver como rival o como inferior a mí.
A veces necesitamos ser el Forky de un
Woody. Pero también, no puedo negar que #todossomosforky.
No sé por qué la mayoría de los seres humanos, entre los que me incluyo, tenemos
tan arraigada una baja estima que nos hace pensar que somos basura y que
constantemente nos empuja, como fuerza incontrolable, a la basura, lugar a
donde a final de cuentas creemos pertenecer. No entiendo tampoco por qué nos
cuesta tanto darnos cuenta de nuestra dignidad y misión, tendemos a
minusvalorarnos, a pensar que no podemos ser importantes para alguien, sólo porque no estamos siquiera seguros si somos cuchara o tenedor (yo, personalmente,
no creo que se refiera a cuestiones de género). Es por eso que nos debemos
dejar ayudar, que alguien vea por nosotros, nos guíe, nos defienda, camine con
nosotros esos kilómetros de carretera y nos cargue cuando no podamos más; está
bien, a veces nos tiene que regañar y a veces se desespera, pero ahí está; Dios
a mí me ha mandado muchos Woodies que me tienden la mano y que han sabido cómo
hacerme sentir un juguete digno, aunque tenga pies de cucharita de madera para
nieve.
Podemos seguirle: entender y admirar a Gabby Gabby,
y saber que su aparente demencia y perversidad tienen en el fondo una terrible
soledad y un defecto de fábrica, pero que fue capaz de dar el paso decisivo por su libertad interior y
entregarse a ser pertenencia de una niña perdida; solidarizarnos con Duke Caboom,
el canadiense, tan varonil y con tantas expectativas generadas y que sin
embargo es frágil y necesitado, pero valiente y decidido (y simpático). Yo conozco
y admiro a muchas Bo Peeps, mujeres independientes, emprendedoras, líderes y,
como dicen tanto ahora, “guerreras”; mujeres con nombre y apellido que no son meras
princesas esperando ser rescatadas; la verdad, ellas también nos rescatan.
Woody opta por una ruptura y por un apego,
movido por el amor, tanto a Bonnie como a Bo Peeps. No es fácil. Pero a final
de cuentas, la vida está hecha de apegos y de rupturas.
Rex: Does this mean... Woody's a lost toy?
Buzz Lightyear: He's not lost. Not anymore. To infinity...
Woody: ...and beyond.
Buzz Lightyear: He's not lost. Not anymore. To infinity...
Woody: ...and beyond.